jueves, enero 24, 2008

DEME DOS


El producto a simple vista es muy bueno. La materia prima es de la mejor, eso ya está comprobado. Su potencial es enorme y de eso podemos dar fe observando a otros productos similares lanzados al mercado con anterioridad. ¿El precio? Excelente, y por más que parezca caro, cualquier posible comprador con algo de dinero llegará a pagar su valor sin problemas, además tenga en cuenta que si es extranjero, su dinero vale más. Eso si, no tiene garantía, pero aceptamos devoluciones pagando un precio menor debido al desgaste del tiempo que se usó.

Si usted es asiduo lector del blog, quédese tranquilo que no estoy loco ni necesitado de dinero y no le quiero vender nada. Lo que quería ejemplificar en el primer párrafo es la actualidad de los jugadores de fútbol argentinos que actualmente son un producto que está siempre en oferta y en la mejor exhibición, como las latas de durazno que, ordenadas en grandes pilas, nos chocamos en los pasillos de los supermercados.

Seguramente ustedes podrán tratar de calmar mi fastidio explicándome lo de las crisis económicas que repercuten en la contabilidad de los clubes, pero no se molesten porque eso lo entiendo perfectamente. No me gusta, pero lo entiendo. Lo que no alcanzo a comprender es como emisarios de clubes europeos, lleguen a nuestro país y, cual turista en busca de souvenirs, compren jugadores a mansalva casi sin tener en cuenta su performance. Seamos realistas: ¿quién podría decir hace una semana atrás que Marco Ruben sería transferido en siete millones de dólares a uno de los mejores equipos de la actualidad de España? Creo yo que ni el mismo jugador soñaba con algo así, pero llama la atención como Villarreal en este caso (aunque puede ser cualquier otro), adquiere a un delantero que hizo sólo siete goles en un año y paga ¡¡siete millones de dólares!! (un "palito" por gol ¿que tal?).

Es lógico que los hinchas de los equipos compradores, generalmente de Europa, no conozcan las realidades de los jugadores que su club adquiere. Pero al ver las sumas pagadas, seguramente se ilusionan y rápidamente se desilusionan al ver que el player en cuestión no rinde ni un ápice de lo imaginado. La consecuencia es nefasta: comienzan a discutir al jugador y éste termina por irse del club que confió en él cuando sólo era una promesa. El de Ruben no es un caso aislado. Podemos nombrar a muchos como Paletta, Letto, Archubi, entre otros que emigraron a equipos que no conocían y nunca llegaron a afianzarse y piden a gritos volver Argentina para poder jugar. El ex Racing Maxi Morales actualmente pasa por esa situación.

A los dirigentes y empresarios que participan en la transacción esta situación aunque se repita una y otra vez, parece no importarle. Los vendedores: venden su producto teniendo como premisa ese viejo chistes latino de "compra a un argentino por lo que vale y véndelo por lo que él cree que vale". Y los compradores, obnuvilados por su billetera gorda, no tienen reparos en decir que: "si es argentino y corre...deme dos"

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